La creación de una Biblioteca Pública de carácter nacional había sido propuesta al Cabildo de Montevideo, en un proyecto presentado el 4 de agosto de 1815 por el Pbro. Dámaso Antonio Larrañaga.
Larrañaga se había desempeñado en Buenos Aires como sub-Director de la Biblioteca Pública de esa ciudad, desde que en 1813 viajara a esa ciudad como uno de los diputados orientales, hasta 1815; por lo cual pasó a ejercer el cargo de Director de la Biblioteca Nacional.
Al fallecer en 1815 el Pbro. Dr. José M. Pérez Castellano, se recibió el legado testamentario de su casa, sus libros y sus rentas, con destino a crear y mantener una biblioteca pública, y pagar el sueldo del bibliotecario. Para dar cumplimiento a esa voluntad, Larrañaga propuso al Cabildo la creación de la Biblioteca, con la finalidad de que a ella pudieran concurrir “nuestros jóvenes y todos los que deseen saber”.
Finalmente, la Biblioteca fue instalada en el Fuerte; edificio actualmente demolido donde tenía su asiento el Gobernador de Montevideo y que posteriormente se utilizara para diversos destinos, albergando al Poder Ejecutivo. Larrañaga fue designado como su primer Director. Al proceder a la apertura de la Biblioteca, el 26 de mayo de 1816, Larrañaga pronunció lo que se conoce como su Oración Inaugural, en la que expresó entre otros, conceptos que “una biblioteca es el foco en que se reconcentran las luces más brillantes, que se han esparcido por los sabios de todos los tiempos.”